Pepe Cibrián trae Calígula a Mendoza: "Ni la Inteligencia Artificial reemplazará al teatro"
El director llega a la provincia con una de las obras que más le gusta dirigir. En una entrevista contó que Calígula, estrenada por primera vez en 1983, está vigente porque es una crítica a la realidad. Su legado, la relación con el público y su mirada sobre las nuevas generaciones.
Pepe Cibrián Campoy está en la sala de una casa de Chacras de Coria, Luján de Cuyo. Lo acompañan su marido y dos asistentes que dialogan sobre cómo viene la obra en Mendoza. Ha sido un día largo. Pepe Cibrián ha tenido varias actividades y pese a ello se dispone a contestar las preguntas que el periodista de Espectáculos Mendoza escribió para él.
La charla duró poco más de 15 minutos. En la entrevista, el director de Calígula -la obra que se presenta en el Teatro Plaza el 31 de mayo y el 1 de junio en General Alvear- contó cómo fueron los orígenes de su musical que en 2025 cumple 43 años. Además relató cómo evadieron la censura de la dictadura; su mirada sobre las nuevas generaciones, el legado profesional y la realidad argentina que, pese al paso tiempo, tiene semejanzas con ese pasado que lo motivó a retratar la vida del emperador romano.
- Pepe Cibrián, llegás con Calígula, esta obra que estrenaste en el año 1983. ¿Cómo fue el proceso de creación?
En la dictadura. Ya estábamos en el final. Es una obra muy polémica, transgresora y además una crítica a la realidad. Una queja ante lo que estábamos viviendo. Me acuerdo que los ensayos... Ensayamos en un primer piso de la calle Florida y entonces teníamos una versión "A", de Walt Disney; y una versión "B" que era la obra. Cuando venía la polícia o alguien de anteojos negros el kiosquero gritaba "A", y todos empezaban a actuar esa versión. Los tipos no entendían un carajo. Después, los policías se iban, y ahí hacíamos la obra original. Y así fueron muchas las veces que vinieron, pero no entendían nada. Y los ensayos ya en el teatro también venían. Pero los militares nunca entendieron. No sé qué pensaban... esto debe ser revista...plumas. Y por suerte, no entendieron...
Me llevó a escribirlo la sensación del horror que estábamos viviendo desde el 76. Pero yo no soy un revolucionario. Yo he tenido suerte porque tenía ganas de escribir eso. Y como justamente no entendieron nada, no me la prohibieron. Lo hubiesen prohibido, claro. Y yo no sé dónde estaría, no lo sé. Pero no me pasó. Y bueno, fue un gran éxito. Pasamos del teatro de San Telmo a la calle Corrientes y después se hizo una gira también. Lo repuse después de la dictadura tres o cuatro veces...
- ¿Y hay similitudes con esta época?
Y es muy particular porque salvo, obviamente, la Dictadura que afortunadamente no está. Todo es muy similar a hoy.
- ¿En qué?
No sé. La estafa, la impotencia, la corrupción, el pueblo, el hambre... el Senado. Vos lo ves hoy y siempre es igual. O sea, más allá de Milei, igual con el anterior, con el anterior, con el anterior. Siempre hemos sido un pueblo particularmente sufrido y muy sometido a cosas, ¿no?
Entonces, como yo no estoy de acuerdo, lo digo. Me da igual. ¿No hay que hablar? ¡Cómo no! ¡Estoy en democracia! No insulto, no ofendo; ¿Qué van a hacer? ¿No me van a contratar? Yo nunca dependí de ningún Estado. Hago lo que siento. Digo lo que creo. Deseo que al Presidente lo vaya muy bien porque implica que le vaya bien a nuestro país, pero no estoy de acuerdo con lo que hacen. No. No me parecen las formas. De los temas económicos yo no entiendo nada. Vos lo que entendés es cuánto cuestan las cosas. Y si va la gente al teatro, porque yo vivo de eso. Y sí, algo pasa, porque la gente no tiene un mango. ¿Verdad? Entonces, hablan del FMI, el FQ, el FP y no entendemos nada.
- ¿Cómo ves la cultura argentina?
Es un momento para la cultura muy difícil. Muy diabolizada, muy achatada. Como tantas cosas. Yo entiendo que había que sacar de allá a los ñoquis, a los corruptos, por supuesto. Pero si yo tengo la rodilla con un poquito de gangrena, no me tienen que cortar la pierna; me tiene que curar la gangrena. Y quedarse con la pierna.
Entonces, había espacios como el INCAA, como el INTI, como tantos otros, el Instituto Nacional del Teatro, que daba préstamos, subvenciones, a la gente muy joven para sus teatros alternativos. Eso es algo que no tienen ahora. Serían 4 millones, 5, pero era la manera de sostener la cultura.
El problema es que cuando esto cambie -porque algún día va a cambiar- así es la historia de la vida, retomar todo eso y volver a ponerlo en un funcionamiento honesto va a costar mucho.
- Lo de la cultura es un reflejo de lo que pasa en el país...
Es una lástima, realmente. Es una lástima. Las universidades, los hospitales... Nada tiene importancia. La importancia es que baje la inflación. Y no me importa que tampoco baje. No creo en eso. Porque los costos siguen siendo altos. Sí, las importaciones... destruyendo la industria nacional, también, por supuesto. ¿Cómo va a competir alguien de acá con una camisa de China? Es imposible porque a ellos les cuesta un dólar. Y hacerla acá cuesta 6. Porque la mano de obra no es la misma. Por eso el mundo lleva sus fábricas a China. Desde Rolls-Royce a Ford. Todos. No están en Detroit como antes.
Entonces, esto es lo que pasa. Y la obra, de alguna manera, refleja lo que estamos padeciendo. Siempre que la hice fue así. No es de ahora. No es una obra dramática. Al contrario, es una obra muy movilizadora. Y yo la amo. Es la obra mía que más me gusta. Y voy a hacerla este año en gira, nada más. No quiero hacer teatro en Buenos Aires. Estoy cansado de mi ciudad amada. Está muy complicado todo allá.
- ¿En qué sentido está complicado?
Que no hay televisión. Que los actores no tienen trabajo, que no se puede hacer nada en ningún lugar. Yo soy un hombre con mucha... ¿Qué es? Yo no sé si es la palabra suerte... privilegio. Trabajo. Puedo trabajar. Consigo productores, o los pongo yo. Ahora voy a estrenar la segunda parte de Drácula, que se llama Resurrección. Es Drácula 30 años después. No es la misma obra, pero es una historia nueva de una manera especial. Y es una obra bellísima, que se va a hacer en un lugar rarísimo y maravilloso.
- ¿Qué cuestiones de Calígula ves que sean trascendentes a todos los presidentes o personas que llegan al poder?
La corrupción, el Senado, el hambre, los impuestos, la impotencia, el pueblo. No sé, creo que es muy parecido a todo eso que nos pasa. Y pasa en Calígula. En gran parte, sí creo que sí.
- Pensando un poco en la realidad cultural y cómo está la situación de la cultura en la Argentina, ¿qué te emociona, qué te logra movilizar?
Los jóvenes y los grandes, porque a pesar de todo esto, en este país surrealista, siguen peleando, siguen estrenando como pueden, donde pueden. Hay 400 salas en Buenos Aires, de 20 localidades, de 60, de 100, claro, no todos, de mil. Pero van, en cada día, seis obras. Y va gente en alguna, va mucha en otra. Va poco, pero van.
Y los actores lo pueden hacer una vez por semana. Eso, obviamente, no es de oficio. Una vez por semana, no puede ser. Pero algo es. Y está activo. Y hay mucha gente que va a ver muchas de esas obras., que trascienden entre un público minoritario, claro. Pero todo lo demás no trasciende porque no hay nada.
Si no hay televisión, más que Gran Hermano y chismes. No hay otra cosa . No hay una sola ficción que dé trabajo a la gente. A actores jóvenes. Nada. Con lo cual no pueden salir al conocimiento, llegar a ser populares, comerciales... contratables. Nada. Cine tampoco hay. Lo único que puede haber es el teatro. Y tampoco hay plata para ir al teatro, o sea que es un círculo vicioso...
- ¿Hay un declive cultural?
Sí, claro. Es lo que pasa en las escuelas, mi amor. Se puede pasar de grado sin hacer nada. Vienen de afuera a hacer exámenes grupales de cosas y la calidad educativa nuestra es ínfima. Coloquera, ¿verdad? Entonces, de ahí en adelante, todo es cultura.
Actores jóvenes, gente maravillosa. No saben quiénes fueron Nini Marshall, Luis Sandrini, Discépolo, Cambalache. No tienen idea. Y son gente que quieren hacer teatro. No son agrónomos, qué puede no tener idea. Si a mí me preguntaran de agronomía, yo no sé un carajo. Pero si quisieras ser agrónomo, vas a tener que estudiar. Acá no estudian. Sí, van una vez por semana a un maestro y te enseña lo que puede. Es una vez por semana. Nada.
- Calígula 1983-2025. ¿qué es lo nuevo o distintivo que veremos en esta obra?
Lo que tiene que ver, digamos, es que en 43 años que han pasado, han pasado en mi cabeza también. Entonces la visión de mi obra, de la dirección, de los personajes, es mucho más profunda, quizás, que cuando la estrené.
Entonces eso lo trabajo mucho con mis actores. Entender más cosas para poder interpretarlas. Luego el libro en sí, no ha cambiado, porque creo que es preciosamente interesante. Me gusta mucho la música, no ha cambiado tanto. El vestuario. Sí... la puesta tiene que ver con lo original, pero básicamente es una obra que permanece; y no pierde vigencia porque significan ciertas cosas políticas que siguen igual.
- ¿Cómo calificás hoy el teatro argentino?
De calidad, siempre. Maravilloso. Siempre maravilloso. En cuanto a hacerlo, siempre somos, digamos... ¿cómo se llama? Resilientes, ¿no? Resistentes a todo. Y se sigue haciendo. Vas a ver que se hace en cualquier gobierno. Los actores siguen haciendo teatro, y siguen cada vez más. O sea, somos un pueblo maravilloso.
- Bueno, el pueblo, sin dudas, es el que de alguna manera vuelve a reinterpretar tu obra, el que te acompaña también desde 1983...
Sí.
- Que también ha cambiado, ¿Cómo considerás ese apoyo del público?
Bueno, hay gente que tiene económicamente más posibilidades para ir, hay quienes les encantaría y no se puede, porque los costos, además, son brutales, y no se puede bajar más a las entradas, porque no da el margen y... ¡bueno! Todas propuestas de los empresarios. Pero el público, ¿qué más quisiera? Gente que le encanta el teatro hay mucha, pero no pueden más...
- Pepe, yo te quiero contar que cuando era chico, tengo esas imágenes de spots televisivos de tus obras, de grandes producciones que visualmente son hermosas, y era la única forma de conocer las obras porque a veces no se podía, ¿qué legado dejan artistas como vos, a las nuevas generaciones?
Me fascina, a mí me encanta. De hecho, todas mis obras siempre son con gente joven que empieza, o que tiene muy poquita trayectoria. Este elenco que verás de Calígula son todos muy jóvenes. Yo creo que, a través de mis ensayos y demás, son clases de teatro, más allá de la dirección específica. Creo que es lo que yo puedo legarle a la gente: la leyenda del teatro.
Lo que pasa con la gente que toma pruebas conmigo, es que los castings son realmente tan exigentes y tienen que trabajar tanto, tanto, pero tanto las pruebas, que el que no tiene esa resistencia se va. Y por eso lo hago. Para que aguanten y sean súper resilientes, porque la vida es pelearla, y si no la entiende un joven, es que no puede trabajar conmigo, no me gusta. Entonces el que aguanta, aguanta, y el que lee, el que llega a las audiciones, que de pronto duran dos meses... todos los días, ocho horas, pues es el que aguanta.
- ¿Cómo hace el teatro para resistir a esa cultura de la inmediatez de las redes sociales?
Nada, sigue haciéndose. Porque ni la inteligencia artificial va a reemplazar a una persona en vivo. De eso no hay forma. Es el teatro. En cine, seguro, seguramente, pero en el teatro, no. Hasta ahora no creo que se pueda reproducir a un ser humano en vivo sobre el escenario. No sé a futuro, pero ahora no.
- ¿Cuáles son los desafíos que te quedan pendientes?
Todos, y ninguno. Yo he hecho todo lo que me ha gustado en la vida. He peleado muchísimo por mi cultura, por mi país, desde muchos lugares. Desde el Senado, Diputado, desde el teatro, desde las charlas. Siempre he peleado mucho, entonces, no sé lo que me queda. Es el tiempo que me quede que lo quiero vivir, como hasta ahora, con mucha alegría. Esa es la palabra. Con mucha fe, con mucho deseo de aportar y de aportar con la gente.
¿Alguna obra que te gustaría hacer o qué te gustaría dirigir?
No, no, no, no. Me gustaría dirigir muchas, pero en general siempre he hecho mis obras, entonces ya tengo ideas. Ya volveré a escribir más. Ahora escribí esta obra que es Drácula...Resurección. Después ya se vendrá otra, y mientras viva, seguiré estrenando.