Homo Argentum: un golazo inicial que se diluye entre chivos y exceso de historias
En su favor, no existen argumentos para sostener que Homo Argentum es un guiño a Javier Milei.
Homo Argentum se presenta como una película que intenta reflejar al "argentino medio", pero lo cierto es que las historias y los personajes podrían pertenecer a cualquier lugar del mundo. De lo "argentum" apenas queda el título, y como la mayoría de los relatos están situados en Buenos Aires, bien podría ser "Homo Porteñum".
Otro punto en contra es la invasión publicitaria. El desfile de marcas resulta tan evidente como incómodo: Luigi Bosca (la pata mendocina de la película), Personal, Mostaza, Havanna, Swiss Medical, Unicenter, Toyota, ¡y hasta una concesionaria! (Car One), entre otras. En resumen: varios chivos que interrumpen la narrativa y terminan por dominar la película.
El gran problema, de todos modos, es la estructura. Con dieciséis relatos en total, al menos la mitad sobran. El inicio es impactante: la primera historia funciona como un golazo que sorprende y deja pensando. Más tarde aparece otro acierto, el del hombre presionado por sus hijos para repartir la herencia en vida, pero el resto se hunde en la intrascendencia.
Valga una analogía futbolera para hacerle honor al nombre de la película: como en aquellos empates del Apertura '92 entre Boca y San Martín de Tucumán, o el Argentinos-River del Apertura '97 en Vélez, la película arranca con intensidad, ofrece un segundo destello, y después se dedica a dejar correr el tiempo hasta el pitazo final.
Alerta spoiler: en referencia al fútbol, en el segundo capítulo, en la película "más argenta de la historia" se escucha en la radio cómo la Selección pierde frente a Australia y queda eliminada del Mundial. La historia sigue y ni el personaje principal ni los secundarios se muestran afectados por algo que en Argentina sería caótico.
En su favor, no existen argumentos para sostener que Homo Argentum es un guiño a Javier Milei. En ese punto, no se entiende el monumental debate que se generó alrededor de esta obra de arte. Es más: cualquier espectador kirchnerista podría argumentar en el sentido inverso: que la película es un guiño para Cristina Kirchner.
De todos modos, esa neutralidad no alcanza para disimular un film irregular, saturado de historias innecesarias y atravesado por la publicidad. Un proyecto que empezó con la fuerza de un golazo y terminó, como tantos partidos aburridos, con lo mejor en los primeros quince minutos.